Una historia dice así: Durante el reinado del emperador Shah Jahan, en el siglo XVI, hubo un brote de cólera. Médicos y hechiceros intentaron desesperadamente controlarlo. Uno de los remedios sugeridos fue preparar alimentos con muchas especias para que mataran las bacterias que contenían. Así nació el chaat picante, que se cree que consumía toda la población de Delhi.
Una ligera variante lo atribuye al médico de la corte llamado Hakim Ali, que se dio cuenta de que el agua fétida de un canal local abandonado podía provocar graves enfermedades transmitidas por el agua y pensó que la única forma de evitarlo era añadir a la comida una abundante dosis de especias: tamarindo, chiles rojos, cilantro, menta, etc. De ahí que la comida pasara a llamarse chatpati (picante).
El tamarindo, cuya versión empapada en agua es la base de los panipuris actuales, se cultivaba en la India en tiempos prehistóricos. Los árabes se referían a él como Tamar-ul-Hindi (fruto de la India) y Marco Polo lo denominó tamarindi en 1298.
El gran maestro de la historia de nuestra cocina y nuestra alimentación, KT Achaya, da muchas referencias a varios ingredientes y platos que componen el repertorio de los chaats. Achaya escribe que el papdi se menciona en Mânasollasa en el siglo XII como purika. La descripción se ajusta al papdi actual, que se fríe crujiente con la adición de semillas de comino y ajwain, utilizando harina de garbanzos, maida o harina de trigo y no puris.